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viernes, julio 06, 2007

La Prostitución

Por Lucy Originales

“La prostitución es la entrega”
Charles Baudelaire

La prostitución se entrega a nosotros, como nosotros a ella; un día nos encontramos sin pellejo y continúan los latigazos de pudorosa procedencia, pero lo hecho, impregnado está, ese olor tan peculiar, tan familiar, ahí está; ese olor que no quieres sabotear o esa mancha que no quieres purificar de tu piel. ¡Ah, sí! La prostitución es gratuita y realmente no importa con quién sea, sólo que sea con quien se escoja, pues se trata de escoger y no de ser escogido. Vaya, qué vulnerabilidad existe entonces, cierta dualidad como en todo. Por qué cobrar tanta miseria en nuestras mentes, por qué el castigo puro y nato ante lo que el cuerpo quiere, por el contrario, si la soledad permite al hombre andar e ir tras las puertas de aquella dama sentada en el jardín, con el sexo interrogando el viento, bajo su cubierta falda, sin tablillas, hacerlo, lengüetear como si fuese un caramelo, como si fuese una paleta de hielo derritiéndose, o qué hacer ante la insípida insinuación de un hombre que inspecciona su rígido instrumento de placer para meterlo donde se le plazca, ¡dejar que entre!. Abran las piernas mujeres deseosas mustias de la insana caridad. ¡Háganlo! Déjate y sé uno de ellos, uno más, estamos en todo nuestro derecho, Eros así lo ha dicho, así lo ha aceptado. Disfrutaste demasiado al llegar a la parte más blanda, para luego morder, sedujiste a la naturaleza, subiste por el Nazas entre las piernas y al segundo paso, flaqueaste. Cuántas veces he querido prostituirme con aquellos ilustres que hicieron del sentir, un memorandum, mas entonces existe en mí un estanque, una extrema pertenencia y atadura fuera del mito, nadie pertenecemos a nadie, sólo en préstamo. A tono de Corazón al desnudo, uno piensa que es cierto, el que a uno le costará más que al otro el desprendimiento o el acercamiento y aquel que piensa en esto, es el que más ama pero en la entrega, siempre habrá un tercero que encuentre en esa comida podrida lo que el degustador jamás encontró.

martes, julio 03, 2007

2Mike

Por Lucy Originales

Un punto después de la coma.
Lluvia que llega para usar el paraguas.
Nunca sé cuándo usar un punto después de la coma.
Aun trato de razonar cómo y porqué sólo dos semanas.
Te vas acostumbrando a este tipo de situaciones, parece que entre más, menos.
Pequeños detalles importan y olvidé mostrarte mi lunar en la cadera, sello familiar, pero no importa.
Fue lo que tenía que ser y quedo en las noches pensando en dos semanas y en cuántas veces he tenido un par como ese.
Han sido ya varios.
Eres hermoso.
Infinitamente bello.
Único e indivisible.
Casi un ángel.
Soporte inflexo.
Muestra viva que cubre mi necesidad.
Realización de un sueño con pupilas atentas.
Provocador de mudez y desnudez en mis manos.
Disolvente activo de mi mundo real al país del conejo.
Lo más grande a ti, es un dos.

Gracias Mike.

El niño y la madre

(Observados)

Por Lucy Originales

El niño y la madre caminan por la plaza sobre el pavimento. Son por ahí de las ocho de la noche, aun hay luz. El niño camina solo, de pronto se detiene en la parte donde termina el pavimento, pero lo hace de tal forma que parece pensar si debe dar los siguientes pasos él solo para bajar el escalón o si debe pedir ayuda. Al instante en que el niño se detiene, escucho gritar a la madre “No”. El niño ya no había avanzado, ya había pensado no bajar, él solo. La madre corre y llega un tanto acelerada a donde está el niño e instantáneamente lo toma de la mano, éste, como adelantándose a los pensamientos de su madre, había extendido el brazo, al momento de que la madre le toma de la mano, lo jala para seguir caminando por el pavimento.
El niño no se mueve, se queda ahí, la madre lo jala y el niño llora; caminan otros centímetros y el llanto del niño no cesa, forcejean, al final la madre lo suelta. Como por inercia el niño regresa al lugar donde estaba hasta que llegó la madre y lo jaló, sí, justo ahí, en ese lugar donde se quedó pensando si bajaba el escalón o no, si lo hacía solo o no. El niño vuelve a estirar la mano para que su madre la tome y esta vuelve a gritar desesperada “No…”, pero ahora agrega unas palabras interesantes “No, por ahí no”.
Por ahí no. Interesante frase. “No, por ahí no. Ahí hay tierra, bájate tú solo y te vas a ensuciar”.
El niño se queda esperando a que la madre lo tome de la mano, ésta no se mueve, luego de un rato, lo hace, se acerca a él, lo toma de la mano y vuelve a jalarlo.
El niño vuelve a llorar.

Vaya escena, la naturaleza es fascinante.
El aprendizaje o experiencia que llegan a tener los adultos y la fase filosófica de raciocinio aventurero, a manera de moneda al aire de los infantes, lo son aun más.
Parece sencillo pero sólo viéndolo por fuera podemos percatarnos de estas situaciones, aunque no quiere decir que lleguemos a entenderlas, es un estudio inconsciente por el método de observación. Pero falta hacernos esta pregunta ¿qué nos dice la imagen?
El niño parece saber muy bien lo que quiere, mientras el padre supone qué es lo que quiere el niño; el padre piensa que el niño quiere caminar por la tierra sólo porque no sabe que es más fácil caminar por el pavimento, además de seguro, claro.
Lo que el padre quizá desconoce (y yo supongo) es que el niño posiblemente se ha dado cuenta de que caminar por el pavimento es más sencillo, pero un objeto (que logró ver desde su altura y vista más aguzada que la del adulto) a lo lejos le ha llamado la atención y quiere alcanzarlo, pero el niño necesita la ayuda de su madre para bajar el escalón, para dar ese paso.
Seguramente una vez dado ese paso, el niño tratará de soltarse de la mano de su madre para seguir su camino, de toparse con otro obstáculo igual quizá intente hacerlo solo, experimentará hasta lograr resolver el problema, seguirá caminando y si se topa con algo más abstracto, volverá a pedir la mano de la madre para continuar.

Parece que la naturaleza guía, sólo es cuestión de detenerse por un momento en lo cotidiano para ver el cuadro en frente.